Tiempo de (re)nacer




“Es fácil llegar, lo difícil es mantenerse” suele decir la gente en más de un ámbito de la vida cotidiana. La frase se repite, la frase cansa, la frase pierde sentido. Sin embargo, esa misma frase bien sirve para empezar a explicar algunos de los tantos vaivenes tan vertiginosos como sorprendentes en el ámbito de la música. Sobre todo en ese mundo aparte que supone la gran etiqueta “indie”, donde la-mejor-banda-del-mundo está a la vuelta de la esquina o en la redacción de NME, lista para aparecer y desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Como si se tratara de algunos de los miles de flashes que, a toda hora y en todo lugar, dibujan frivolidad para luego desvanecerse instantáneamente.

The Dodos apareció así. De repente. Visiter (2008), su segundo disco, fue uno de los infaltables en el consensuado rubro de “lo mejor de 2008” a cargo de cuanto blog y revista especializada pueda uno visitar. Pero además, sus catorce canciones fueron una carta de presentación inmejorable: algunas muy bellas, otras simplemente atrapantes, unas cuantas más capaces de generar curiosidad a niveles impensados. En suma, un disco capaz de establecer un antes y un después para este dúo californiano a partir de sus particularidades instrumentales -guitarra acústica y batería más allá de la convención- y una gran dosis de espontaneidad e incorrección. Una mezcla lo suficientemente precisa como para generar un algo que agite la esfera pública. ¿Hasta cuándo?

Punto y seguido. Un año después de esa mini vorágine mediática, The Dodos pretendió ir un poco más allá. Con los ecos de Visiter todavía resonando, el hasta entonces dúo formado por Meric Long (guitarra) y Logan Kroeber (percusión) optó por entrar nuevamente al estudio. Sin embargo, la decisión más acertada que pudieron tomar fue la de incorporar a Joe Haener y su vibráfono como miembro estable. Gracias a esto, Time To Die es no sólo el nuevo disco de The Dodos sino, a su vez, el testimonio de una nueva banda. O más bien, de una banda en continuo movimiento que no duda en cambiar/mutar/renacer en función de su propia identidad. Como para decir en voz alta que alguien, al fin, ha llegado para quedarse.

En esta nueva versión de la banda marco, el mencionado vibráfono -similar al xilofón pero con barras de acero- es la novedad central a partir de su interesante volumen de variantes y posibilidades. Canciones/cuentos de hadas como “Troll Nacht” o “The Strums” no podrían pensarse sin el aporte fundamental que significa esa mezcla de suavidad, calidez y detallismo que se desprende de cada nota vibrada. De esta manera, el espectro sonoro de The Dodos se completa con un timbre no demasiado agudo y lo suficientemente denso como para atravesar transversalmente el espacio y no perder protagonismo a pesar de ubicarse hacia el fondo, a manera de susurro cristalino.

Sin embargo, este no es el único cambio importante. Lo que se escucha en Time To Die es un nuevo concepto de percusión, más cercano a una batería tradicional en comparación con lo trabajado en el disco anterior. Mientras que en Visiter la mezcla estaba más centrada en resaltar matices no convencionales, en este nuevo trabajo se acentúan ritmos más rectos pero a la vez más potentes gracias a una ecualización que hace hincapié en los timbres propios de los parches de los tambores. Kroeber sigue sin usar bombo de pie -en su lugar ubica una pandereta-, pero en vez de usar los aros de los tambores y demás accesorios, se apoya mucho más en los cuerpos graves y da lugar al redoblante en la mayoría de las canciones.

En este contexto, y asociadas a una estética cercana al naïf, las melodías vocales de corte infantil son protagonistas del sonido de Time To Die. Como si se tratara de canciones de jardín de infantes, Meric Long cuenta sus pequeñas historias con una voz dulce, casi inofensiva. Los primeros cuarenta y cinco segundos de “Small Deaths”, la canción que abre el disco, son el mejor ejemplo de esta particular forma de entonación. “Longform”, “Acorn Factory” y la casi insuperable “Fables” siguen esa línea y remiten a una atmósfera de fogón de campamento que genera el deseo de recrear estas canciones con lo que se tenga a mano con el sólo fin de asociar música y juego en un plano compartido.

Y es precisamente eso lo que demuestra que The Dodos sigue siendo The Dodos. Ese espíritu lúdico es el elemento que relaciona estas canciones con sus antecesoras. Además, la guitarra de Meric Long y sus variantes rítmicas se consolidan en su función de sostén armónico del grupo, con lo cual, estas canciones dan cuenta de una estructura similar a la de Visiter: el folk como género discursivo ofrece posibilidades casi sin imponer límites; los rasguidos y los arpegios propios del estilo no menos propio de Long siguen ahí donde más importan. En síntesis, una misma idea de música renovada con la inclusión de un elemento distintivo como el vibráfono, cuyos arreglosno hacen más que completar -en sentido de adición, no de finitud- la paleta sonora del ahora grupo. Sí, “grupo”, en el sentido más fiel de la palabra.

Esa es, en definitiva, la principal diferencia con el pasado cercano. The Dodos refuerza su identidad para pasar a ser una banda. Lo hace sólo un año después de una dosis de reconocimiento quizás impensada pero real. Time To Die es la respuesta artística a todo ese aluvión de elogios a partir de una serie de cambios que, en definitiva, no hacen más que reforzar una identidad sustentada en una tipología de canción elástica pero con un mismo núcleo duro como sustento. Eso es lo que hace que The Dodos tenga una identidad tan fuerte y a la vez tan moldeable, capaz de reinventarse sin renegar de sus propias características discursivas e incluso fortaleciéndolas. Como para tratar de mantener un equilibrio que, a esta altura, se percibe como algo natural.

http://counters.gigya.com/wildfire/IMP/CXNID=2000002.0NXC/bT*xJmx*PTEyNTIzMjY2MzY1MDAmcHQ9MTI1MjMyNjYzOTA*NiZwPTE4MDMxJmQ9Jmc9MSZvPTJkMWFlZjA1NjU3ZjQ1ZDliMjU*OGU5ZDFmNWUxMDg1.gifJuan Manuel Pairone

9 comentarios:

igna dijo...

aca ma preguntan si escuché. y si lo escuché, pero como pasa gneralmente luego de compartir opiniones sobre un disco con un amigo, uno quiere volvera escuchar.
hay un plus, este amigo tiene un oido atento, y además escribe bien, asiq ue tanto como da gusto conversar con él, da gusto leerlo.

.si me dan tiempo suficiente en la mina lo escucho.

Vale dijo...

siempre llego tarde a comentar acá... nunca escuché a the dodos, aunque ahora me veo casi obligada a hacerlo.
buenísimo análisis de humbug!
saludetes.

Viqui dijo...

me da pena comentar pelotudeces ante semejante muestra de habilidad para la escritura
por eso no escribo mucho, pero que leo, sí.

Anónimo dijo...

quise bajarmelo y no se pudo. no me va cuando estan desactivados.

"Viqui dijo...
me da pena comentar pelotudeces ante semejante muestra de habilidad para la escritura
por eso no escribo mucho, pero que leo, sí."

mal, mal creo que a muchos nos pasa eso (igual yo le digo no al pudor y pongo las pelotudes)

a ver si empezas a tener un par de faltas ortograficas minimamente (?).

Anónimo dijo...

"pase por todas las emociones"

jajajajja!


mi posteo es como la casa de gh, potencia todo

Anónimo dijo...

como que me estoy bajando un par de temas

felcho dijo...

a mi me llamo su nombre, the dodos. me hizo acordar a un pokemon que tenia dos cabezas que creo que se llamaba dodo o algo asi, y bueno. que le agradezcan a pokemon ah re

felcho dijo...

como si les importara si los escucho o no. ah momento bajon (?)

Dani. dijo...

Buenos gustos músicales, en libros, películas (Y Saludos che! Cuidate.